Prevención
La prevención del maltrato infantil requiere un enfoque
multisectorial. Los programas eficaces son los que prestan apoyo a los padres y
les aportan conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos. Entre
ellos se encuentran:
- las visitas
domiciliarias de enfermeras para ofrecer apoyo, formación e información;
- la formación de
los padres, generalmente en grupos, para mejorar sus aptitudes para criar
a los hijos, mejorar sus conocimientos sobre el desarrollo infantil y
alentarlos a adoptar estrategias positivas en sus relaciones con los
hijos, y
- las
intervenciones con múltiples componentes, que generalmente incluyen el
apoyo a los padres y su formación, la educación preescolar y la atención
al niño.
Otros programas preventivos prometedores son:
- los destinados a
prevenir los traumatismos craneoencefálicos por maltrato (también conocido
como síndrome del bebé sacudido, síndrome del niño sacudido o lesión
cerebral infligida por traumatismo). Generalmente se trata de programas
hospitalarios mediante los cuales se informa a los nuevos padres de los
peligros de zarandear a los niños pequeños y de cómo afrontar el problema
de los niños con llanto inconsolable.
- los destinados a
prevenir los abusos sexuales en la infancia. Generalmente se realizan en
las escuelas y les enseñan a los niños:
- la propiedad de
su cuerpo;
- las diferencias
entre los contactos normales y los tocamientos impúdicos;
- cómo reconocer
las situaciones de abuso;
- cómo decir
"no";
- cómo revelar
los abusos a un adulto en el que confíen.
Estos programas son eficaces para reforzar los factores
de protección frente al abuso sexual en la infancia (por ejemplo, el
conocimiento del abuso sexual y los comportamientos protectores), pero no hay
pruebas de que reduzcan otros tipos de abusos.
Cuanto antes se producen estas intervenciones en la vida
del niño mayores son los beneficios que le pueden aportar a él (por ejemplo,
desarrollo cognitivo, competencias conductuales y sociales, logros
educacionales) y a la sociedad (por ejemplo, reducción de la delincuencia).
Además, el reconocimiento precoz de los casos y la
asistencia continua a las víctimas y sus familias pueden ayudar a reducir la
recurrencia del maltrato y a paliar sus consecuencias.
Para maximizar los efectos de la prevención y la
atención, la OMS recomienda que las intervenciones se realicen en un marco de
salud pública y en cuatro fases:
- definición del
problema;
- identificación
de las causas y los factores de riesgo;
- creación y
puesta a prueba de intervenciones destinadas a minimizar los factores de
riesgo, y
- difusión de
información sobre la eficacia de las intervenciones y expansión de la
aplicación de las intervenciones de eficacia demostrada.
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